lunes, 15 de abril de 2013

Reflexología: El secreto está en los pies




También conocida como reflexoterapia, la reflexología parte de la creencia que existen unos canales naturales en el cuerpo humano que discurren desde los pies a la cabeza y cuya función primordial es comunicar diferentes zonas del organismo. Por ejemplo, masajeando un determinado punto en la planta del pie podemos suavizar e incluso eliminar el dolor de cabeza.
Para los reflexologistas o terapeutas, esta terapia está indicada en un buen número de dolencias que incluyen desde el asma hasta los problemas renales pasando por la diabetes o la hipertensión. Igualmente es útil para males tan actuales como perjudiciales: estrés, ansiedad y depresión. La reflexología únicamente está contraindicada en casos de fracturas óseas o problemas de ligamentos.

La clave: Caminar descalzos


El funcionamiento de la reflexología es realmente sencillo y se basa en la idea de masajear suave, pero constantemente, las palmas de las manos y especialmente las plantas de los pies, utilizando siempre los dedos pulgares. La zona refleja más importante del cuerpo se encuentra en la planta del pie donde se halla representado casi todo el organismo.
Nuestra forma de vida nos impide caminar descalzos y menos aún sobre suelos desiguales con piedras y arena, lo que sería ideal para estimular todas las zonas vitales del cuerpo. Muchos de los problemas que padecemos como las várices y el estrés se verían muy mejorados sin el uso de zapatos o caminatas sobre suelos duros y uniformes (como sucede en las ciudades urbanas). Para paliar esta situación se comercializan diversas placas cerámicas con un diseño estudiado especialmente para estimular las zonas reflejas situadas en las plantas de los pies.
En cualquier caso de no acudir a un especialista profesional en reflexología, existen sencillos sistemas caseros para comprobar las virtudes de esta terapia: se logra un masaje muy eficaz caminando con los pies descalzos sobre piedras chiquitas o sobre tierra húmeda. Llevar a cabo esta práctica de manera habitual puede producir sorprendentes resultados.

 
 


Los pies: La base de la salud

Torturados por la fantasía de zapateros sádicos y condenados a la inactividad del sedentarismo, nuestros pies se vuelven cada vez más perezosos, cuando podrían ser la mejor base para una vida sana, equilibrada y feliz. Los ejercicios que se describen a continuación ayudan  a restablecer la fortaleza de los mismos y a dar los primeros pasos hacia una nueva forma de cuidar la salud. 

1. Dinamita para los tobillos: Sentado en el suelo, mantener los pies en alto y sin mover el resto de las piernas girarlos en torno a los tobillos describiendo círculos en el aire, diez veces en un sentido y diez veces en el otro. Estos movimientos fortalecen notablemente los tobillos y facilitan la circulación sanguínea de las piernas.
2. Agilizar los dedos: Utilizar una guía telefónica a modo de pedestal (o en su defecto un par de libros), de manera que los dedos de los pies queden al aire. A continuación mover los dedos de ambos pies hacia arriba y hacia abajo mientras los talones permanecen sobre la guía. Es un ejercicio bastante duro provoca un repentino cansancio por eso es preciso descansar cada 30 a 45 segundos y  volver al ataque un par de veces más.
3. Planta contra planta: Sentado en el suelo, juntar las plantas de los pies de manera especular, contraer con fuerza los dedos de los pies y relajarlos a continuación. Repetir el ejercicio una docena de veces. Se trata de un ejercicio sencillo pero muy efectivo, ya que estas contracciones tonifican los músculos de la planta del pie, precisamente los encargados de sostener todo el peso del cuerpo.

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