Las técnicas para resaltar sabores son variadas y
distintas según el alimento de que se trate, pero también debemos saber que hay
muchos que no poseen sabor propio, por lo que es indispensable el agregado de
saborizantes. Además, depende su ubicación en una comida, ya que si se ingieren
luego de alimentos con más sabor, resultaran aún más insípidos. Para cada
alimento se emplea una técnica específica:
Patatas: ya que constan de poco sabor, lo ideal es cocinarlas con
cáscara, tanto en horno como en microondas, lo cual permite sentir el gusto tan
peculiar que le concede la misma cáscara. Se condimenta con aceite de oliva
entre otras cosas, y a la hora de comerla, a no olvidarse de extraer la
cáscara.
Batatas (boniatos): se puede resaltar su
sabor de la misma manera que las patatas.
Choclos: preferir cocción a la parrilla o al horno (siempre
envuelto en papel manteca).
Verduras: sumergirlas en el vapor, el horno (sobre una base de
verduras aromáticas), el microondas o la parrilla. Siempre que sea posible,
permitir que se formen productos de tostado, sin llegar al quemado.
Frutas: merecen un párrafo aparte, porque son dulces y al ser
incluidas en las comidas permiten los sabores agridulces que hacen añorar menos
la sal. Un buen consejo es que dentro de las calorías que convengan, se maneje
alguna porción extra de frutas o jugos frescos, para combinar con carnes,
verduras o cereales en comidas que no sean postre.
Cereales: es indispensable la cocción por hervido y con el agua
suficiente para asegurar su futura digestión. En general tienen poco sabor, por
lo que es interesante cocinarlos con el agua sobrante de la cocción de los
zapallos, zanahorias, y otras que le confieran un sabor natural y sabroso. Se
los puede cocer junto a una zanahoria rallada que le dará un gustito dulce y
distinto. Recordar siempre cocer una taza de arroz con dos tazas de agua,
dejando evaporar el agua hasta el final, permitiendo que el sabor y sus
propiedades no lo abandonen con el colado.
Legumbres: tienen sabores propios, por eso es adecuado lavarlas,
dejarlas luego en remojo con agua limpia (cubiertas para que el agua no se
ensucie) y aprovechar el agua de remojo para su cocción, respetando el tiempo
justo. Durante la cocción, las hierbas aromáticas realzan sus sabores.
Pastas secas (de paquete): son algunos de los
pocos alimentos envasados que son bajos en sodio, solo basta hervirlas sin sal,
pero también su sabor es muy insípido y necesitan más sabor al igual que los
cereales. Para esto, adaptarlas a ingredientes de la dieta mediterránea: aceite
de oliva, ajo, pimientos, cebollas, verdeo, puerro, albahaca, nueces, tomate
fresco, orégano, son los mejores aliados de todas las pastas. El queso rallado
no debe considerarse, pues incrementa notablemente el ínfimo porcentaje de
grasa que posee este alimento privilegiado.
Carnes: hay que desgrasarlas muy bien y sacar la piel de las
aves antes de la cocción. Para resaltar los sabores, hay que crear productos de
tostación (sin fritura), lo que se conoce como sellado o dorado. Se logra con
un primer paso obligado por el grill del horno o la plancha. Luego, se puede
continuar junto con frutas y verduras en cazuelas, en bolsas de horno o
envueltas en papel.
Pescados: merecen una advertencia, lavarlos muy bien antes de la
cocción, ya que se mantienen con hielo y sal. Luego, la consigna es elegir
líquidos con sabor (jugos de frutas, vino, vinagres suaves), muchas verduras
aromáticas y hierbas. Envueltos en papel, bolsas, asaderas selladas o
directamente a la plancha o la parrilla.
Los ingredientes que dan sabor
Además de la popular sal de mesa y pimienta —tanto blanca
como negra— existen diferentes ingredientes que combinan muy bien con los
distintos tipos de alimentos y comidas:
Vegetales aromáticos. Debemos tener en cuenta que muchos tienen más aromas que sabores. Es importante no cocinarlos por segunda vez. Elegir cebolla, ajo, verdeo, puerro, perejil, ciboulette, apio, hinojo, albahaca, zanahoria, rábano picante, pimientos.
Vegetales aromáticos. Debemos tener en cuenta que muchos tienen más aromas que sabores. Es importante no cocinarlos por segunda vez. Elegir cebolla, ajo, verdeo, puerro, perejil, ciboulette, apio, hinojo, albahaca, zanahoria, rábano picante, pimientos.
Hierbas aromáticas. Cumplen igual
función, ya sea frescas o secas. Son una buena opción: estragón (pollo y
pescados), laurel (marinadas), mejorana (carnes), melisa (verduras), menta
(frutas, conejo y cordero), orégano (adobos, pollo, tomate), romero (papas,
budines, cordero), salvia (quesos blancos, carnes blancas), tomillo (huevos,
arroz, legumbres, carnes).
Semillas aromáticas. Se deben tener en
cuenta que necesitan mayor tiempo para saborizar. Para elegir hay varios: anís
(para pescados, pollos, repostería), comino (choclos, carnes), coriandro
(carnes), semillas de mostaza (carnes y papas, cereales), semillas de sésamo
(repostería, harinas y cereales).
Especias. En general su intenso sabor supera su perfume. Las más
usadas son canela, azafrán, clavo de olor, cúrcuma, nuez moscada, pimienta y
jengibre.
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