Relajarse
para vivir más tranquila: La relajación es la base de la felicidad. Aunque parezca exagerado,
vivir relajado es de alguna manera vivir feliz y con salud. Si bien existen
muchas formas de relajación, adoptar una actitud más relajada y tranquila
frente a los problemas puede ayudar mucho para evitar los picos de estrés. Como
estrategias de relajación pueden destacarse las siguientes actividades:
- Hacer pausas recreativas durante las horas de trabajo.
- Tomar pequeñas vacaciones hasta cuatro veces al año.
- Disfrutar de diferentes pasatiempos y dedicar tiempo a las actividades artísticas y recreativas.
- Hacer ejercicios respiratorios, meditar o practicar yoga.
- Escribir un diario, ver películas divertidas.
- Relacionarse con amigos, disfrutar del aire libre, tener mascotas.
- Tomar un baño caliente y perfumado, dedicarle tiempo a la estética y la belleza.
No
perder el control:
Es muy importante conservar el control y mejorar nuestra capacidad para superar
las situaciones estresantes. Para ello debemos ser positivos, ni pasivos o
agresivos. También podemos considerar las siguientes estrategias:
- Asistir a un curso de reafirmación personal si nos cuesta manejar los impulsos.
- Definir problemas, escoger metas y elaborar un plan para conseguirlas.
- Prestar especial atención a nuestras propias necesidades e intereses.
- Tratar de conservar una decisión cuando ya ha sido tomada. En este sentido, cada decisión siempre implica renunciar a algo.
Seguir
una dieta sana:
Durante un estado de estrés, el organismo consume los nutrientes más rápido de
lo habitual. Esto puede causar carencias y una inminente disminución de
inmunidad, a menos que los nutrientes se repongan con alimentos o suplementos.
Para ello es necesario respetar las siguientes pautas:
- Comer relajada y respetando siempre los mismos horarios.
- Consumir alimentos ricos en vitaminas A, B, C y E, flavonoides, calcio, magnesio, selenio y ácidos grasos esenciales.
- Reducir la ingesta de cafeína y bebidas alcohólicas.
- Comer más frutas, verduras y cereales integrales. Reducir al mismo tiempo las proteínas animales y los alimentos refinados hechos con harina blanca o azúcar extra (suelen reducir la función inmunológica).
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