viernes, 22 de marzo de 2013

Cómo mantenerte en forma y no morir en el intento



Al llegar a cierto punto de entrenamiento y ejercitación física, seguramente habrás conseguido alguno de tus objetivos iniciales: un cuerpo delgado y en forma, unos músculos tonificados o un mejoramiento de la salud en general. Sin duda, en un tiempo prolongado de actividad física —de 3 a 12 meses— te habrás echado atrás más de una vez, quizá por falta de estímulo o falta de tiempo. Pero de seguro si te encuentras en un nivel intermedio o avanzado es porque siempre se destacó en ti la "continuidad" y el "esfuerzo" ante todo.
Cuando planificas un programa de ejercicios a largo plazo, debes considerar tres palabras fundamentales: resistencia, flexibilidad y fuerza, (así como el importante papel que desempeñan cada una a la hora de conseguir una buena forma física). Es preciso que reflexiones sobre los motivos que te llevaron a entrenar por primera vez y, si es necesario, trázate nuevas metas o cambia de actividad deportiva.
Disfruta del presente, pero piensa también en el resto de tu vida porque no será muy divertido si, en el futuro, padeces dolores, pinchazos y rigidez muscular cada vez que te levantes de la cama o camines para hacer las compras. Todo lo que hayas logrado hasta este momento no durará para siempre; salvo que tomes una decisión inteligente: conservar los resultados. Recuerda que se necesita muy poco tiempo para pasar de una excelente forma física a quedarte sin aliento con cada esfuerzo. No permitas que eso te suceda e intenta siempre cualquier alternativa para mover el cuerpo frente a un estado de inactividad física

Claves para conservar la línea


  • No te plantees propósitos irreales. Los objetivos semanales son más fáciles de cumplir. Paso a paso es como se construye el cuerpo soñado. Además recuerda que hacer ejercicio debe ser parte de tu vida y no sólo un programa que vas a abandonar en cualquier momento.
  • No te obsesiones. Hacer deporte o actividad física es divertido, pero con frecuencia algunas personas llegan a preocuparse tanto que el ejercicio físico acaba por entorpecer su vida diaria.
  • No te compliques la vida. Integra los ejercicios en tu vida cotidiana, concurre a un gimnasio que te quede cerca o, si practicas en casa, no hagas ejercicios que requieran equipamiento complejo o caro.
  • Practica con un compañero, ya que te resultará más fácil no abandonar la actividad. También realiza ejercicios al aire libre, te sentirás con mayor vitalidad.
  • Modifica el programa de entrenamiento físico periódicamente, así evitarás caer en la rutina y obligarás a tu cuerpo a adaptarse a hábitos distintos. Esta es una forma dinámica de hacer ejercicio y renovar continuamente el estímulo necesario para mantenerse en forma. 

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