Puedes controlar el hambre voraz y las ganas de comerte toda la heladera si tienes en cuenta algunas pautas básicas de nutrición y comportamiento alimenticio:
Consume alimentos bajos en grasa
La grasa es uno de los nutrientes que más peligro representa para nuestro peso corporal. Casa gramo de grasa aporta más del doble de calorías que un gramo de hidratos de carbono o proteínas, y además no produce la misma sensación de saciedad que éstos. Por eso cuando se tiene apetito, principalmente fuera de las comidas, es necesario atacarlo con frutas, cereales o productos lácteos (como un yogur o un trozo de queso blanco magro), en lugar de ingerir alimentos con mucha grasa. De esa forma podemos comer varias veces al día sin preocuparnos por el exceso de calorías.
Come varias veces al día
Se ha demostrado que las personas que comen una menor cantidad de alimentos pero con mayor frecuencia, tienden a conservarse saludables y en forma. De esta manera es como se consigue prevenir los famosos atracones de comida, ya que el cuerpo recibe continuamente nutrientes y no llega a padecer un apetito voraz. Además comer pequeñas porciones a lo largo del día nos permite mantener estables los niveles de azúcar en sangre y no sobrecargar el aparato digestivo con grandes cantidades de comida. Establecer cuatro comidas principales (desayuno, almuerzo, merienda y cena) y dos colaciones (media mañana y media tarde) es un hábito que debemos seguir más allá de cualquier tipo de dieta.
Separa la comida de los eventos sociales
Es muy común aprovechar los compromisos sociales para comer desaforadamente. Pues en un lugar donde todos comen, comer a gusto y antojo no está mal visto. Por eso si deseamos controlar nuestros impulsos respecto a la comida, debemos aprender a separar las reuniones de trabajo o con amigos de la comida. Una cosa es asistir a un evento donde se establecen relaciones con otras personas y otra cosa es aprovechar la ocasión para comer todo lo que tenemos a nuestro alcance. Es muy bueno comer en casa algo sano y natural antes de asistir a un evento, de esa forma controlamos la ansiedad propia de la situación y el apetito que ello nos puede generar. También podemos realizar reuniones que no necesariamente incluyan algún tipo de comida en el medio. Dejar de pensar siempre en la comida y ocupar la mente en otras cosas, es uno de los principios fundamentales para mantener el apetito bajo control.
Combate la ansiedad por comer
Es muy frecuente sentir repentinos ataques de hambre que responden más bien a las ganas de masticar o probar algún alimento. Sin embargo, dichos ataques suelen desaparecer luego de 10 minutos. Por eso es preciso adoptar alguna medida que nos permita sortear con éxito la ansiedad por comer hasta que ésta desaparezca por completo. Lo ideal es realizar una actividad que nos mantenga ocupados los minutos siguientes al ataque de hambre, y luego pensar si aún permanece la necesidad por comer. También es muy útil plantearse si realmente sentimos hambre o sí sólo deseamos utilizar la comida para descargar tensiones o evadir algún problema. Este planteo siempre debemos llevarlo a cabo antes de correr en forma desesperada a la heladera o algún lugar en busca de comida.
Por otra parte, es preciso conservar el control sobre nuestros hábitos alimenticios. Es necesario aprender a manejar nuestras emociones de una manera que no nos desquitemos con los alimentos. Existen otros caminos para aliviar tensiones que consisten en la meditación, las caminatas al aire libre, los baños de inmersión en agua caliente y la actividad física.
Controla las tentaciones
Cuando deseamos controlar el apetito debemos aprender a manejar nuestros impulsos frente a las tentaciones alimenticias que se nos presentan. Y la idea no es dejar de comer, sino todo lo contrario. Se puede comer para saciar nuestro hambre pero de una manera sana y natural. Lo primero que debemos hacer es deshacernos de los alimentos basura y reemplazarlos por mejores alternativas como por ejemplo: galletas de arroz, copos de maíz sin azúcar, yogures desnatados, ensaladas de frutas, vegetales (como zanahoria), pan integral, mermeladas dietéticas y quesos semi descremados. Nada de chocolates, caramelos, tortas, emparedados de queso y jamón, bebidas gaseosas (como los refrescos cola), panes blancos y con grasa, bebidas alcohólicas, alimentos fritos y snacks (papas fritas, bolitas de queso, galletitas con cebolla, etc.). De esta forma, cada vez que el hambre llame podemos comer sin preocupaciones ni arrepentimientos.
Adopta el hábito de comer en la mesa
Nada mejor para evitar desórdenes alimenticios que comer en el lugar adecuado: la mesa. Debemos adoptar como regla general sentarnos a la mesa para comer, en vez de almorzar o cenar en el escritorio frente a la computadora o en un sillón mirando televisión. Si no adquirimos este tipo de hábitos, es muy difícil llegar a controlar el comportamiento de nuestro cuerpo frente a la comida, ya que no logra identificar ni un espacio ni un horario concreto para saciar el apetito. Asimismo, una vez en la mesa, hay que concentrarse en lo que estamos comiendo, en su textura, su olor y su sabor; así tendremos menos posibilidades de cometer un exceso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario