sábado, 1 de febrero de 2014

Las principales causas de la fatiga



Los síntomas de la fatiga pueden asociarse con algún trastorno emocional o con periodos de depresión, aunque los aspectos físicos también suelen ser muy importantes. Asimismo, el médico o terapeuta suele indagar sobre los hábitos de alimentación del paciente. El consumo excesivo de azúcar, por ejemplo, puede producir hipoglucemia, y ésta ser a su vez la causa del cansancio; una deficiencia de hierro quizá provoque anemia, uno de cuyos síntomas es la fatiga. En el caso de las mujeres, una anemia puede deberse también al hecho de tener menstruaciones abundantes.
Por otra parte, el cansancio crónico puede ser síntoma del síndrome premenstrual o una manifestación del comienzo de la menopausia; ambos estados fisiológicos se relacionan con un desequilibrio hormonal. También, en la fatiga pueden intervenir otros tipos de desequilibrio hormonal, como el hipotiroidismo (insuficiencia de hormonas de la glándula tiroides), o la enfermedad de Addison, que casi siempre se acompaña de oscurecimiento de la piel y que consiste en un mal funcionamiento de las glándulas suprarrenales, las cuales dejan de segregar suficiente hidrocortisona y aldosterona. Sin embargo, ambos trastornos son de fácil tratamiento.
Otra causa de la fatiga suele ser las alteraciones químicas que produce en la sangre la hiperventilación, un trastorno que consiste en una respiración superficial y acelerada. La hiperventilación también es difícil de diagnosticar y está asociado con los estados de estrés, pero su tratamiento es bastante sencillo: enseñar a los pacientes de manera lenta y profunda (así también se consiguen expulsar las tensiones). 

Trastornos emocionales: Una causa más de la fatiga

Las personas que viven en una situación intolerable e irritante pueden reprimir constantemente su enojo, para lo cual dedican gran parte de sus fuerzas y energía, agotando las reservas para enfrentar otras situaciones. Este trastorno es más común entre las mujeres, sobre todo si en su matrimonio o en su trabajo no pueden hacer uso pleno de su capacidad o no reciben reconocimiento por su labor. En tales circunstancias, es posible que la mujer pierda la confianza en sí misma y caiga en una depresión, uno de cuyos síntomas es la fatiga constante. Para esos casos se aconseja el entrenamiento asertivo, o bien, una terapia de grupo con mujeres que enfrentan problemas similares; dicha terapia les permite dar expresión a sus sentimientos y tener una opinión más positiva de sí mismas y de su situación.
Por otro lado, la depresión puede deberse a otros problemas cotidianos que aquejan a muchas personas, como el desempleo, las carencias económicas y la mala calidad de vida, manifestándose con un cansancio crónico. Estos casos exigen un gran esfuerzo por parte del terapeuta, ya que es preciso identificar la verdadera causa del trastorno y combatirla a tiempo. Además, la manifestación de fatiga puede presentarse en personas que gozan de una buena salud general, pero que por motivos propios consideran que la vida pierde sentido para ellas. En una situación de este tipo, la ayuda profesional y el afecto del entorno familiar es imprescindible para recuperarse.

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