lunes, 24 de febrero de 2014

Grasas en su justa medida



En la actualidad, médicos y nutricionistas aconsejan consumir menos grasa. Sin embargo, a pesar de la oferta de productos bajos en calorías que han aparecido, las personas siguen consumiendo una importante cantidad de grasas. Las grasas entran al torrente sanguíneo y circulan durante varias horas hasta que el hígado las elimina. Cuanto más elevados sean tus niveles de grasa, más probabilidades hay de que tus arterias se taponen con depósitos grasosos, dando lugar a la aparición de la arteriosclerosis. La arteriosclerosis es un trastorno que constituye un importante riesgo de dolencia cardíaca en sí misma y es la causante de la hipertensión arterial, otro riesgo de dolencia cardíaca. Es posible que los niveles de grasa en la sangre también sean elevados si no llevas a cabo algún tipo de actividad física necesaria para quemarla (como por ejemplo, ejercicios aeróbicos).
Tu ingesta de grasas debe ser del 25 al 35 por ciento del total de las calorías que consumes diariamente. De este porcentaje, no más del 10 por ciento debe provenir de grasa animal saturada (grasa de carnes y productos lácteos), el 7 por ciento de aceites de pescado o vegetales poliinsaturados y el resto, de aceites monoinsaturados (como el de oliva). 

Aceite de oliva: Una grasa altamente saludable

El aceite de oliva disminuye los niveles del colesterol que forma ateromas y mantiene los niveles del colesterol bueno, que reduce los niveles de grasa en la sangre. Y cuanto más verde o virgen sea el aceite, más rico será en vitaminas antioxidantes y flavonoides. Los antioxidantes absorben los subproductos perjudiciales del metabolismo humano llamados radicales libres. Éstos se relacionan con las afecciones cardíacas, el cáncer y el envejecimiento en general. Las vitaminas C, E, el beta‑caroteno (vitamina A vegetal) y el mineral selenio son excelentes antioxidantes, y se encuentran en cítricos, verduras de hoja verde, zanahorias, tomates, frutos secos y mariscos.
Desde luego que la grasa que provee el aceite de oliva también engorda, así que debes moderar su consumo (sobre todo si deseas bajar de peso). El secreto de sus beneficios radica en consumir pequeñas cantidades. También, es preciso evitar el consumo general de grasas, principalmente la grasa animal saturada, presente en las carnes rojas, los quesos, la crema y la leche entera; y la grasa vegetal hidrogenada (dura), presente en alimentos como tartas, tortas, galletas y repostería.

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