jueves, 15 de agosto de 2013

Lo que debes saber sobre algunos "adelgazantes"



Los métodos y remedios adelgazantes suelen presentarse como la panacea para perder peso y grasa. Sin embargo ninguno ayuda a solucionar el problema del peso y la adiposidad corporal, sino todo lo contrario. Es insensato creer que un remedio atacará la raíz de un problema que en la mayoría de los casos radica en los hábitos de alimentación y de vida. Sin embargo, la desesperación por vernos bien y delgados nos lleva a veces a cometer graves errores. Por otro lado, cuando se trata de consumir algún remedio, es preciso contar con adecuada prescripción y control médico.
A continuación, enumero las características de algunos “remedios milagrosos” que pueden llegar a perjudicar seriamente la salud y atentar así contra la silueta:

Los purgantes: Es completamente un mito tomar un purgante luego de una comida pesada en grasa y calorías, pensando que así se adelgaza. La mayoría de los laxantes actúan luego de que los alimentos han sido asimilados y sus componentes ya están en la sangre, así que tomar un purgante no evita la absorción de las grasas, las proteínas y los hidratos de carbono. Al contrario, lo que ocasionan es un perjuicio muy severo en el intestino, sobre todo porque estos remedios están recomendados para casos específicos de constipación o tránsito lento.
Los anorexiantes: Estos remedios contienen sustancias que actúan sobre la saciedad, reprimiendo el hambre y acelerando el funcionamiento del sistema nervioso. Los efectos que producen estas sustancias son una sensación de excitación y un aumento considerable en la sudación. El problema se complica porque el cuerpo se habitúa a estas sustancias y en poco tiempo requiere cada vez más para evitar el hambre. Por otro lado una inapetencia genera desnutrición y ello conlleva a graves trastornos de salud. Estos remedios deben ser prescriptos por un médico y para tratamientos muy específicos y controlados.
Las infusiones depurativas: Éstas ayudan a eliminar los residuos que perjudican el buen funcionamiento del organismo, y una vez depurado vuelve a su metabolismo normal. El error está en que muchas personas las utilizan para bajar de peso pero lo único que logran es eliminar agua, no adelgazar. La depuración es un paso importante en un tratamiento de pérdida de peso, pero sólo el comienzo. Por sí sola, una infusión depurativa no obra milagros. Se requiere un cambio de hábitos nutricionales para conseguir una pérdida de peso efectiva y sostenida.
Los diuréticos: En primer lugar, no son inocuos porque eliminan el calcio del cuerpo; en segundo lugar, no actúan sobre las células adiposas. Lo único que logran es eliminar agua y minerales del cuerpo, por eso, se piensa que se baja de peso y no es así. Además estos remedios actúan sobre la presión arterial, por eso siempre deben ser recetados por un médico. Una alimentación rica en frutas y verduras favorece una óptima diuresis (eliminación de líquidos) del cuerpo, sin necesidad de tomar algún fármaco. Por otro lado la pérdida excesiva de líquidos puede generar severos trastornos de salud, además de deshidratación.
La hipnosis: El hipnotizador le ordena a su paciente lo que tiene que hacer para evitar comer en exceso, esa información se guarda en el subconsciente y listo. Pero así todo el mundo podría bajar de peso; lo cierto es que para saber si realmente funciona debe experimentarlo uno mismo y en general el problema no se resuelve en sólo una sesión. Puede ser una alternativa posible, pero si no se produce un cambio en los hábitos de vida, el problema del sobrepeso no se resolverá de manera definitiva.
La sauna y los baños de vapor: Miles de personas se desengañaron cuando un estudio determinó que el calor y los chorros de agua fría sólo estimulan la circulación relajando los músculos pero no consumiendo calorías más de lo normal. Lo que sucede es que si se pesa luego del sauna, el peso que falte se debe a que se ha perdido alrededor de 1 ½ litro de agua en la transpiración pero no porque se hayan quemado grasas. Y el verdadero descenso de peso se produce tras la eliminación o combustión de la grasa acumulada, algo que solo se consigue con una alimentación controlada, músculos más firmes y un estilo de vida activo. Todo lo demás se presenta como una “solución milagrosa”, cuando en realidad es sólo un “paliativo momentáneo y peligroso”.

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