jueves, 8 de agosto de 2013

Dietas que prometen y no cumplen



Son infinitas las dietas y rutinas alimentarias que aseguran lograr un adelgazamiento de manera muy sencilla. Pero qué sucede... sólo un porcentaje muy pequeño de personas consigue un resultado satisfactorio y la gran mayoría experimenta el sentimiento de frustración por no lograr su objetivo y por haber confiado en cosas que prometen y no cumplen.

Las dietas más comunes


Dietas pobres en hidratos de carbono: son las que hacen prevalecer las grasas y las proteínas en la alimentación. Esto se hace porque el metabolismo produce a partir de grasas hidratos de carbono, pero estas sustancias sustitutivas son perjudiciales para el cuerpo, en especial para los riñones. Además aumentan el nivel de colesterol en sangre. Una gran corriente de la dietética actual aún culpa a los hidratos de carbono como los únicos responsable de los problemas de peso. La realidad demuestra que no es así.
Dietas ricas en proteínas: son las dietas en la que predomina el consumo de carnes o huevos. Pero lo que sucede es que el cuerpo cataboliza menos las proteínas corporales y se aumenta la producción de ácido úrico, que en exceso, genera gota, especialmente en las personas obesas. Este tipo de dietas produce inicialmente una abrupta pérdida de peso, pero el cuerpo suele resentirse a largo plazo.
Las dietas ricas en hidratos de carbono: las dietas ricas en fibras alimentarias y vitaminas. Son buenas para la salud siempre y cuando la dieta sea lo más variada posible y contenga como mínimo 1200 calorías diarias. Muchas dietas veganas o hipocalóricas proponen sólo un consumo muy limitado de alimentos ricos en hidratos de carbono, aunque carecen de los otros macro nutrientes esenciales como proteínas y grasas.
Las dietas mixtas bajas en calorías: son muy variadas pero hay que tener en cuenta que los alimentos que se consuman sean potentes en vitaminas y minerales y no inocuos. Muchos productos “dietéticos” carecen de propiedades nutricionales lo que alienta una potencial desnutrición, que es lo peor que puede pasar una persona que desea perder peso.
Los programas de adelgazamiento: estos son los más cercanos a concretar el éxito ya que ayudan a modificar los malos hábitos alimenticios y a perder kilos en forma sana. Los programas en general son personalizados y atienden necesidades individuales, sin embargo los planes genéricos son excelentes para adoptar nuevos hábitos, como las “dietas de iniciación”.
Las curas de ayuno: deben llevarse a cabo bajo supervisión médica porque actúan profundamente sobre el metabolismo y puede caerse en una deshidratación o una disminución considerable de nutrientes en el cuerpo. Estas son muy utilizadas para desintoxicar el organismo basándose en zumos de frutas, infusiones de hierbas, etcétera pero no para adelgazar definitivamente. Generalmente nunca deben superar las 24 horas.

*Es importante considerar además de la dieta, a la actividad física y el descanso adecuado. Si estos aspectos no se consideran en un programa para perder peso, los resultados que pueden obtenerse pueden desvanecerse con el paso del tiempo. Mantenerse activo es un requisito indispensable para conservarse siempre delgado.

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