martes, 27 de agosto de 2013

Las propiedades curativas de las sales



Las sales orgánicas o biosales son preparados homeopáticos a partir de minerales. Su primera aplicación la realizó el doctor Wilhelm Schüssler, un médico homeópata alemán que consideraba que la carencia o el déficit  de sales minerales desencadena en ciertas enfermedades. Esto puede darse cuando se lleva una dieta desequilibrada, se padece un trastorno en la asimilación de los alimentos o se ingieren determinadas sustancias tóxicas que inevitablemente producen la deficiencia de sales minerales en el organismo.

La explicación científica


Nuestro organismo está formado por millones de células que, en diferentes cantidades, poseen tres tipos de elementos: agua, sustancias orgánicas y sustancias inorgánicas. Es así que elementos inorgánicos como las sales forman parte de alguno de los componentes de la célula.
El proceso de continua muerte y regeneración de las células está a cargo de la sangre. Pero si ésta no posee la cantidad óptima de elementos inorgánicos, la renovación no se produce correctamente ya que no se eliminan los productos tóxicos de desecho del metabolismo celular, lo que finalmente da origen a la enfermedad.

Las sales y sus efectos


La administración de sales minerales se efectúa a través de medicamentos homeopáticos elaborados a base de minerales naturales, por lo que se diluyen para asegurar su rápida absorción. El descubrimiento de Wilhelm Schüssler determinó una cantidad de doce sales minerales esenciales en la sangre con diferentes aplicaciones cada una:
• Cloruro de potasio (kali muriaticum): para la tos, los resfriados, el dolor de oídos y el reumatismo.
• Cloruro de sodio (natrum muriaticum): para los problemas de próstata, el estreñimiento, los cólicos y las neuralgias.
• Dióxido de sílice (silica): para los resfriados, la gripe, la bronquitis crónica, los desórdenes neurológicos y la falta de vigor.
• Floruro de calcio (calcarea fluorica): para tratar las hernias, las hemorroides, la salud dental y los problemas circulatorios.
• Fosfato de calcio (calcarea phosphorica): para el catarro, los resfriados, las malas digestiones y los calambres musculares.
• Fosfato de hierro (ferrum phosphoricum): para el dolor de cabeza, problemas urinarios, los forúnculos y las manchas en la piel.
• Fosfato de magnesio (magnesium phosphoricum): para el asma, la bronquitis, los eccemas, las palpitaciones y los desórdenes menstruales.
• Fosfato de potasio (kali phosphoricum): para el catarro, la infección de oídos, la amigdalitis, la varicela, el sarampión y las paperas.
• Fosfato de sodio (natrum phosphoricum): para la ansiedad, la depresión y el acné.
• Sulfato de calcio (calcarea sulphurica): para los problemas digestivos, el asma y la fiebre del heno.
• Sulfato de potasio (kali sulphuricum): para la ansiedad, las fobias, la timidez, la incontinencia y la frigidez sexual.
• Sulfato de sodio (natrum sulphuricum): para el reumatismo, las náuseas, la acidez y la diarrea.   

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