viernes, 13 de septiembre de 2013

Combina nutrientes para conservar la silueta




El secreto para que mantengas tu cuerpo en forma, además del ejercicio es la alimentación balanceada. Los nutricionistas han determinado que no se debe suministrar más proteínas de las que necesita el organismo porque puede correrse el riesgo de engordar. Además porque es mucho más saludable combinar proteínas vegetales y animales que solo consumir de origen animal.
En el caso de las legumbres, los cereales y gran parte de hortalizas, éstas poseen proteínas pero debe combinarse con las animales para que el cuerpo reciba todos los aminoácidos que necesita. Por eso, unas muy buenas combinaciones son:
- Panes de cereales con queso y verduras crudas.
- Pescado, arroz y verduras salteadas.
- Puré de patatas con trocitos de jamón.
En concreto, una dieta balanceada debe incluir necesariamente la combinación de todos los grupos de nutrientes en las siguientes proporciones: 6 porciones diarias de hidratos de carbono complejos; 5 porciones de frutas o verduras; 2 porciones de leche o yogur (o bien, leche de soja enriquecida con calcio); 2 porciones de proteínas, y de 15 a 25 gramos de grasas y aceites.
Aunque una alimentación equilibrada y balanceada está recomendada para casi todas las personas, incluyendo a los vegetarianos, gente de todos los países y los obesos, no es apropiada para todos. Los niños menores de dos años, por ejemplo, deben consumir leche entera, y además necesitan más productos lácteos que los adultos; pero entre los 2 y los 5 años, a medida que se integran a la dieta familiar, se empiezan a aplicar los parámetros de una alimentación balanceada.

El consumo de grasas


Las grasas son también muy importantes es una alimentación sana porque ayudan a crecer y a desarrollar los tejidos del cuerpo. Pero deben comerse en cantidades pequeñas porque al contener más energía que las proteínas y los hidratos de carbono pueden provocar una suba de peso.
Lo recomendable es consumir las grasas insaturadas (pescado azul, legumbres, etc.) y no las saturadas (nata, carnes grasosas, quesos duros, etc.) que son las que hacen engordar y dañan el organismo con el pasar del tiempo, ya que elevan el colesterol, el ácido úrico y el azúcar en sangre pudiendo provocar enfermedades cardíacas severas.
Por otro lado, el sabor en las comidas no lo proveen las grasas sino los ingredientes adecuados. Se pueden preparar platos bajos en grasas y que tengan un sabor apetitoso. Por eso, se tiene que condimentar las comidas con hierbas aromáticas, especias y verduras frescas. Además, la utilización de condimentos naturales aporta al cuerpo minerales y vitaminas.

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