martes, 23 de julio de 2013

Protege tu corazón



Estudios científicos han demostrado que sólo un pequeño porcentaje de enfermedades cardíacas se producen por factores hereditarios, la mayoría se debe a cuestiones que pueden modificarse. En la vida cotidiana existen comportamientos nocivos que pueden provocar dolencias cardíacas. Asimismo, existen otros hábitos que ayudan a prevenirlas, y así, prolongar la vida. Todo depende del empeño que ponga cada uno de nosotros en revertir las situaciones de riesgo para el corazón.
Uno de los factores de riesgo más comunes es el tabaco, ya que algunas sustancias de éste tienen un efecto vasoconstrictor que dificulta el flujo sanguíneo. También, el hábito de fumar acelera el ritmo cardíaco.
Por otra parte, la hipertensión arterial hace que el corazón trabaje mucho más y, con el tiempo, predispone al infarto. Para evitar esta situación, se debe controlar el problema de manera periódica con un médico, a la vez, practicar deportes moderados y reducir el consumo de sal en las comidas.
Finalmente, un estilo de vida acelerado y lleno de tensiones es un camino seguro hacia los problemas coronarios. Conviene aprender técnicas para controlar el estrés, las emociones violentas (el enojo) y la ansiedad. Asimismo se debe dejar la vida sedentaria por una actividad física habitual acompañada de una alimentación natural. Evitar las grasas de origen animal, las carnes rojas y las frituras protege al corazón y, sobre todo, a las arterias.
 

Cómo elevar la calidad de vida

El ejercicio físico es, sin duda, el mejor recurso no sólo para mantenerse en forma, sino también para que el cuerpo y la mente conserven la salud y el equilibrio. Es así que la actividad aeróbica tiene una clara influencia sobre los distintos sistemas del organismo:
- Sistema respiratorio: el ejercicio muscular aumenta la capacidad del tórax y facilita la movilidad de las costillas y esternón sobre sus articulaciones, que se hacen más movibles. Esto permite captar mayor cantidad de aire.
- Sistema circulatorio: un corazón normal, sin lesiones, responderá al trabajo físico con la aceleración de sus latidos y el aumento de la tensión arterial, facilitando así el caudal de sangre que los músculos requieren cuando se encuentran en actividad. El entrenamiento físico en persona inactivas tonifica el miocardio y aligera el trabajo del corazón por una mejor circulación a través de todos los vasos del organismo.
- Sistema nervioso: este sistema tiene que ser informado de todo lo que sucede en el organismo, por eso existe un flujo continuo de excitación, que llega desde los centros sensitivos por medio de los nervios motores, para provocar las respuestas musculares oportunas a la información recibida. La actividad física lleva a que esa percepción sea máxima respondiendo a pequeñas sensaciones. Este estado, lleva a la rapidez de reflejos que nos beneficia tanto en el deporte como en el trabajo.

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