miércoles, 3 de julio de 2013

Cómo determinar la calidad de los alimentos




Una dieta saludable no sólo debe tener en cuenta la distribución de las comidas y los tipos de alimentos, sino también la calidad de los mismos. Esta calidad está determinada por diversos factores como el proceso de conservación, la fecha de vencimiento y la forma de cocción, entre otros.

Lo ideal es comprar diariamente productos frescos procedentes de cultivos orgánicos, que no han sido prácticamente procesados y poseen sus nutrientes intactos. Sin embargo, en raras ocasiones puedes contar con este tipo de alimentos, sobre todo en las tiendas comerciales y los supermercados.
Por eso, es necesario tener en cuenta algunas pautas que te permiten sacar el máximo provecho de los alimentos que tienes a tu disposición:
Elige siempre que puedas alimentos naturales y sin procesar. Recuerda que las comidas y alimentos preparados han pasado por un largo proceso de elaboración, lo que en gran medida les quita sus nutrientes esenciales.
Consulta la etiqueta de los alimentos y trata de comprar sólo alimentos de temporada cultivados en tu país. Los productos importados no son tan frescos y naturales como se ven. En caso de no tener etiqueta, solicita información del alimento antes de comprarlo (fecha de vencimiento, aditivos, etc.).
Los mejores preparados son los que puedes hacer en tu casa. Las “comidas para llevar” pierden sus propiedades cuando se cocinan y luego se recalientan para consumir, incluso cuando están elaboradas con ingredientes de primera calidad.

Efectos poco positivos


Un alimento elaborado puede parecerse mucho a uno fresco, sobre todo en su sabor, color y textura. No obstante, los efectos del envasado y procesado perjudican notablemente la calidad de sus nutrientes. Optar por lo natural no es un capricho, es la mejor manera de preservar tu salud.
Sin duda, lo más importante es saber qué contienen y qué no contienen los alimentos que puedes comprar. Aquí una lista de ellos:

  • Las verduras enlatadas eliminan hasta un 35% de vitamina A, un 80% de vitamina E y un 20% de vitamina B6.
  • Las frutas y verduras pueden perder más del 50% de su contenido de magnesio en el proceso de congelación.
  • La elaboración del trigo puede reducir su cantidad de vitamina B5 hasta en un 60%. Y durante la molienda, lo cereales pierden hasta un 90% de folato.
  • El proceso de curación de la carne reduce hasta en un 40% el contenido de vitamina B12. Por su parte, la carne congelada tiene 50% menos de riboflavina.
  • Luego de 14 días, los alimentos congelados pueden perder hasta el 70% de vitamina E. Asimismo la vitamina B5 desaparece con la congelación.

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