jueves, 7 de marzo de 2013

Mente clara, silueta delgada asegurada



Los pensamientos condicionan nuestras acciones, y si de perder peso se trata nunca debemos pensar en la comida. Cuando nos sometemos a un plan de adelgazamiento nuestra mente suele centrarse en los alimentos que ingerimos cuando en realidad debería hacer todo lo contrario. El éxito de un plan para bajar de peso en gran medida depende de nuestra predisposición mental frente al desafío que implica cambiar el estilo de vida, sobre todo en lo que se refiere a alimentación y nutrición.
Por eso la práctica de contar calorías es poco efectiva para bajar de peso, además de que genera conductas obsesivas y compulsivas que terminan desencadenando en trastornos más complejos que los “kilos de más”. Evitar cualquier acción que atente con un comportamiento consciente, coherente y saludable es un requisito indispensable para conseguir resultados exitosos en la búsqueda del peso ideal.

Cuando seguimos una dieta tratamos de ajustarnos a un esquema de comidas y porciones que nos asegure perder kilos, comenzando con el desayuno como la primera ingesta de alimentos. Si adoptamos la conducta nutricional propuesta por la dieta debemos despreocuparnos por los resultados, pues vienen solos. Sin embargo, antes de probar el primer bocado del primer día de la dieta, ya estamos pensando que nos toca comer a media mañana, luego al almuerzo y así sucesivamente hasta la cena. Nuestra mente termina traicionando la voluntad para continuar la dieta y nos dirige a estar pendientes de qué comemos y qué dejamos de comer. El resultado es una tremenda ansiedad por devorarnos todo lo que nos pongan frente a nuestras narices. Terminamos alimentando nuestro ego que automáticamente actúa en estado de supervivencia, es decir, necesita comer para asegurarnos una vida tranquila y sin problemas. La realidad luego demuestra todo lo contrario, aunque nuestro ego esté más que satisfecho.
Nuestro ego ama una frase que debemos desprogramar de la mente: “vivir para comer”. No hay argumento posible que avale semejante mentira, el ser humano como cualquier ser vivo del planeta “come para vivir”. Es muy frecuente engañarse a un mismo pensando cosas como “ese pedazo de torta me lo merezco”, cuando en realidad nadie se merece tener problemas con su peso. Está claro que “pensar en comer” es una práctica que deberíamos evitar si deseamos disfrutar de una silueta esbelta y sin grasa.

Consejos prácticos para distraer la mente

Consejo N° 1: No hay que poner toda la energía en un solo objetivo. Bajar de peso no debe ser el único motivo gratificante de la vida. Si así es, de seguro la mente tomará el control y los resultados para perder peso serán muy desalentadores.

Consejo N° 2:
Practicar aunque más no sea un hobby, una actividad recreativa de una hora o poco más por día, es muy importante para distraer la mente y liberar tensiones. Disciplinarse, hacerse un espacio de una hora para escuchar música, para ver una película, ir a nadar, o simplemente correr por la noche, es altamente efectivo para conseguir un equilibrio saludable durante un programa de adelgazamiento. Además la comida pasa a un segundo plano.

Consejo N° 3: Recrear la vista y distender la mente cuando se está mucho tiempo en un mismo lugar (como en casa), o bajo mucha presión. Es recomendable salir a dar un paseo al aire libre, caminar unos minutos por un parque o plaza, o simplemente leer un libro. La comida nunca debe ser la opción para distenderse o para evitar el aburrimiento. Pues “comer a cualquier hora” es un factor desencadenante en los “kilos de más”.

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