viernes, 22 de marzo de 2013

Kombucha: El té de la inmortalidad



Una milenaria receta casera de origen chino basada en la fermentación de té negro con azúcar blanco parece ser la fórmula de la inmortalidad. Es así como crece un cultivo con propiedades curativas cuyo aspecto y textura lo hacen parecerse a los hongos que crecen sobre el tronco de algunos árboles. Conocido como Kombucha, este cultivo vivo no es un hongo, sino un conjunto de bacterias y levadura que viven en perfecta armonía.
Al comienzo del proceso de fermentación se forma una película gelatinosa y trasparente, que rápidamente se opaca desde los bordes hasta cubrir toda la superficie del líquido. Al mismo tiempo, el té se acidifica y el azúcar se transforma en celulosa, generándose como subproductos ciertos ácidos y enzimas que son las que le otorgan al Kombucha un rico sabor y excelentes poderes terapéuticos.
En la actualidad, los científicos reconocen que el ácido glucorónico de la Kombucha tiene la característica de combinarse con ciertas sustancias tóxicas y nocivas existentes en nuestro cuerpo, favoreciendo así la eliminación de ellas por medio de la orina. Por eso siempre se aconseja beber de 2 a 3 litros de agua por día mientras se consume Kombucha.
Respecto a la dosis recomendada, los especialistas sugieren comenzar la primera semana bebiendo 100 ml de Kombucha (1 tercio de vaso), luego en la segunda semana 200 ml, y finalmente 300 ml o un vaso grande para aprovechar así todos sus beneficios. También deberá beberse mucho agua.

Las virtudes terapéuticas del Kombucha


  • Elimina dolores de cabeza y migrañas, calma el estrés y mejora la visión (especialmente en casos de cataratas).
  • Mejora la digestión, favorece la limpieza del colon y la vesícula, regula el apetito, elimina la grasa corporal excesiva y mejora el funcionamiento hepático.
  • Reduce el nivel de colesterol, normaliza la presión sanguínea y otorga elasticidad a los vasos sanguíneos.
  • Mejora el acné, la psoriasis y otros trastornos de la piel. Refuerza el cabello y las uñas, y elimina las canas.
  • Alivia el asma, la artritis y evita la constipación. Además potencia el sentido del olfato y elimina las infecciones de cándida.
  • Alivia las molestias de la menopausia y aumenta la energía sexual.
  • Se considera un gran aliado en muchos casos de cáncer y por sobre todo promueve la longevidad.
*No se reconocen contraindicaciones de ningún tipo, aunque si tienes dudas respecto al preparado de Kombucha y los efectos que éste puede producir en el organismo, es recomendable que consultes al médico

Cómo preparar Kombucha

Los ingredientes y utensilios:
- 3 litros de agua (destilada, mineral o purificada)
- 6 saquitos de té negro
- 250 gramos de azúcar blanca
- Un cuarto litro de té ya fermentado
- Un cultivo sano de Kombucha*
- 1 recipiente de cristal pera realizar la fermentación
- 1 colador
- 1 trozo de tela (lienzo) y una goma o elástico
- 1 cuchara de madera o de plástico
- 1 olla grande de acero inoxidable, porcelana en buen estado o pirex

(*)Para comenzar la preparación casera de Kombucha es necesario contar con un cultivo vivo (denominado cultivo "madre"). Lo más aconsejable es que te lo regale algún amigo, junto a un poco de té ya fermentado. Pero si no consigues el cultivo "madre" igual puedes realizar el proceso. Sólo tienes que contar con un cuarto litro de té ya fermentado y emplear sólo un litro de agua en la preparación (en lugar de los tres litros). En la superficie del líquido se formará un cultivo "hijo", que es igual al cultivo "madre", sólo que tardará un poco más. Para futuras preparaciones el cultivo "hijo" podrá utilizarse como cultivo "madre".

La preparación:
Antes de comenzar la preparación, lávate bien las manos, quítate los anillos metálicos y además, limpia muy bien las superficies sobre las que apoyará los ingredientes y los utensilios.
1. Hierve tres litros de agua en una olla esmaltada, de acero inoxidable o de cristal pirex. Evita usar cualquier utensilio de aluminio.
2. Cuando haya hervido durante cinco minutos, agrega una taza de azúcar blanco (250 gramos aproximadamente) y deja que hierva dos o tres minutos más.
3. Quita la olla del fuego e introduce los saquitos de té negro. Deja que el té repose en el agua entre 15 y 20 minutos más.
4. Retira los saquitos de té y deja que el líquido se enfríe. Cuando haya alcanzado una temperatura cercana a la del medio ambiente, pásalo al recipiente donde se va a fermentar.
5. Agrega un vaso de té ya fermentado. Coloca con cuidado el cultivo "madre" de Kombucha sobre la superficie del líquido, con la parte más fina hacia arriba y la más rugosa y oscura hacia abajo. Recuerda que no importa si se hunde.
6. Coloca la tela sobre la boca del recipiente de fermentación y sujeta firmemente con una goma o elástico.
7. Ubica el recipiente en un lugar tranquilo, donde no reciba humo de tabaco ni los rayos directos del sol. Déjalo reposar entre 8 y l4 días, dependiendo de la temperatura ambiental. Durante la fermentación, desprenderá un olor ácido o hasta avinagrado; considéralo a la hora de elegir el lugar donde lo vas a dejar.
8. Una vez ubicado el recipiente con la preparación de Kombucha, no es recomendable moverlo, ya que podría alterar y retrasar el proceso. Durante la fermentación, el azúcar es descompuesto por la levadura y convertido en un gas (C02), varios ácidos orgánicos y otros compuestos químicos, siendo el conjunto lo que produce el característico sabor del té de Kombucha.
9. Podrás cosechar el té luego de 8 o 14 días de fermentación, siempre y cuando se trate de climas templados. Cuando retires la tela verás que en la superficie se ha formado otro cultivo (el "hijo"). Si el primero (la "madre") quedó arriba, tal vez estén pegados y será necesario separarlos.
10. Traspasa el té a frascos o botellas de vidrio (previamente esterilizadas) y consérvalo en la heladera. Si lo deseas puedes colar la preparación. Utiliza tapones de corcho o plástico sin rosca para evitar que estallen a causa del gas carbónico. De alguna manera, el proceso de fermentación continúa en la heladera, pero en menor escala. Recuerda separar un 10 por ciento del líquido fermentado para agregarlo a futuras preparaciones.
11. Para una nueva fermentación puedes emplear indistintamente el cultivo "hijo" o el cultivo "madre". Tira lo que no vayas a utilizar en una bolsa de residuos, nunca en el inodoro porque se cree que el proceso de fermentación continúa y puede llegar a taparte las cañerías.

Para tener en cuenta

  • Aproximadamente el té puede conservarse hasta un año en la heladera. Jamás debes calentarlo para evitar destruir las bacterias y enzimas curativas que posee. La temperatura máxima que soporta sin llegar a perder sus propiedades es de 44ºC.
  • Agregar un 10 por ciento de té ya fermentado (de una preparación anterior) es necesario para aumentar la acidez del líquido y evitar que se forme moho. El color del moho puede ser negro, verdoso, rojizo, amarillento o blanco. Si esto ocurre, debes tirar toda la preparación (incluyendo los cultivos), luego lavar el recipiente con agua hirviendo y empezar nuevamente el proceso.
  • En caso de que quieras empezar de cero y no cuentas con el té fermentado, deberás realizar todo el proceso pero empleando un litro de agua en la preparación. Una vez finalizado utilizas el resultante para comenzar con el preparado de Kombucha. Repites todo el proceso nuevamente con un litro de agua para crear el cultivo "madre". Así obtienes los dos ingredientes principales para el Kombucha: té fermentado y un cultivo sano. De todos modos corres el riesgo de que aparezca moho en el líquido, por eso siempre es mejor conseguir un poco de té ya fermentado con cultivo "madre" de alguien conocido.
  • En el caso de que la preparación huela muy mal, debes tirarlo a la basura e iniciar una nueva fermentación, con un nuevo cultivo y un nuevo té ya fermentado. Recuerda que su olor es parecido al del vinagre y su sabor se parece a un jugo de manzana ácido o a la sidra un poco avinagrada. 

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