viernes, 30 de mayo de 2014

Dos factores que atentan contra la silueta



Llevar una o dos comidas a lo largo del día.
El ritmo de vida actual plantea poco tiempo para sentarse a comer. Así una división saludable en tres a cuatro comidas principales y dos o tres colaciones se convierten en un desafío imposible de seguir. La mayoría de las personas se conforma con seguir una o dos comidas abundantes durante todo el día. Pero esta práctica de largas horas sin comer produce una disminución en el metabolismo, ralentizando los procesos de digestión y absorción de nutrientes, cuando debería ser al revés. Para conservar un cuerpo delgado y sin barriga es preciso activar el metabolismo y se logra consumiendo pequeñas cantidades de alimentos cada dos o tres horas. Esta práctica parece inaplicable cuando en realidad sólo es una cuestión de adoptar un nuevo hábito a la hora de comer y adaptarlo a tu propio estilo de vida. Incluir pequeños tentempiés (un yogur, una fruta, un emparedado, una taza de cereales) entre el desayuno, el almuerzo y la cena ayuda a perder peso sin pasar hambre. La merienda también debe considerarse como una comida, ya que evita que se produzca un largo ayuno entre el almuerzo y la cena.
A veces no es suficiente con consumir alimentos saludables, si no están acompañados de un método equilibrado que indique cómo y cuándo comer. Comer poco muchas veces al día te ayuda a perder peso y reducir la barriga. Pero comer mucho una o dos veces al día no te permite conseguir un cuerpo delgado.

Comer en forma voraz y desaforada.
Este factor está estrechamente relacionado con el anterior. Por eso en nutrición "cómo comer" es un aspecto clave para obtener salud. La digestión comienza en la boca, cuando la saliva se mezcla con los alimentos y los prepara para su próxima etapa en el estómago. Si uno come de manera desaforada, devorando los alimentos en lugar de saborearlos, comienza un proceso digestivo anormal que repercute en el organismo y sobre todo en el abdomen (la zona donde se aloja todo nuestro aparato digestivo).  Ingerir pequeñas cantidades de alimentos en un ambiente tranquilo permite aprovechar al máximo todos los nutrientes que aporta la comida, y convierte el acto de comer en una práctica agradable, placentera y satisfactoria para el cuerpo.
La falta de tiempo ya no es una excusa para comer mal, porque en definitiva dedicar el tiempo necesario para comer es una inversión que se traduce en salud y bienestar perdurables. Si evitas los factores descritos anteriormente, te será mucho más fácil evitar los famosos atracones de comida. Y sin atracones el cuerpo reacciona de otra manera, se nutre correctamente y ayuda que todo vuelva a la normalidad, conservando siempre un peso ideal.

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