Por otra parte es muy importante tener en cuenta que toda actividad aeróbica (conocidas también como cardio) consume calorías durante su ejecución, mientras que los ejercicios de fuerza (con pesas) consumen calorías más allá del entrenamiento, cuando el cuerpo descansa. A diferencia del tejido graso, los músculos son metabólicamente activos, por lo que queman calorías aún permaneciendo en reposo. Este proceso conocido como metabolismo basal puede incrementarse a través del entrenamiento físico habitual, generando con el tiempo un cuerpo con más músculo y menos grasa. Por eso un cuerpo musculoso (no voluminoso) puede conservarse delgado a lo largo del tiempo.
Cambiar grasa por músculo es el mejor negocio, no sólo desde lo estético sino también desde la salud. La idea que la mayoría de las personas tiene sobre trabajar los músculos es errónea, ya que consideran que los ejercicios con pesas deforman su silueta cuando en realidad se puede conseguir tono y firmeza muscular sin llegar a incrementar el tamaño de los músculos. En definitiva, alimentación limitada en grasas, actividad aeróbica regular y un entrenamiento muscular son claves para quemar grasa y vivir sin sobrepeso.
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